sábado, 6 de junio de 2009

Mañana...¿Europa?

Permítame Don Santiago Carrillo, “Santiago Carrillo, saca el bocadillo” que le gritaban en sus mítines en Pamplona, que utilice el nombre de su mítico libro para titular esta entrada. Allá por 1974 escribía y publicaba, que no es poco, Carrillo su Demain L’Espagne. Auténtica declaración de intenciones del PCE para los años que sucederían a la muerte de Franco. Programa que se malogró para el comunismo español pero que sirvió para que el búnker franquista pudiera seguir azuzando los miedos de la sociedad española contra el peligro marxista.

Uno de los detalles que se presentaba en aquella obra era sin duda el “Espagne” del título por lo que tenía de interrogatorio, nadie sabía qué sucedería a la muerte de Franco ni qué España se encontrarían los propios españoles tras aquella esquina de su historia. Algo parecido ocurre con Europa. Y eso que la tradición hispana siempre tuvo a Europa como solución a los problemas españoles (Ortega y varios de sus compañeros de la generación del 14). Ahora resulta que ni España es problema ni Europa solución. Pero no es ese el problema, la cuestión es que Europa ni siquiera es relevante para sus ciudadanos. El Gobierno, y la oposición, consideran que una participación…del 45%!!!!! se podría considerar un éxito. Ahí, ahí democracia “de la güena”.

Lo confieso, yo voy a votar, pero sólo porque el colegio electoral me pilla de camino a comprar el pan. Pero creo que es hora de que a los euroescépticos se nos dé un poquito la razón. O, al menos, creo que es hora de que aquellos que sostienen el mensaje de que el partido que se juega en Europa es vital, actúen en consonancia. ¿Por qué los aparatos de los partidos no están a pleno rendimiento si el asunto es tan vital? ¿Por qué la política, terreno pasional sólo a la altura del fútbol, no consigue derrotar a la pereza dominguera cuando se trata de Europa? ¿Por qué los europeos no sienten la política europea como algo propio?

Desde luego que estas y otras preguntas no son de fácil solución pero hay que atreverse a lanzar algunos bosquejos de respuesta. Europa carece de proyecto que es lo mismo que decir de definición. ¿Qué es Europa? Nadie se atreve a acotar este término más allá de elementos económicos, mercado y moneda común. E, incluso, en lo económico la cosa no ha cuajado del todo. Y si no que se lo pregunten a los trabajadores franceses e italianos que hace varios meses protestaban por la concesión de puestos de trabajo a ciudadanos de la (des)Unión de distintas nacionalidades. O a todos los Gobiernos, incluído el español, cuando adoptan medidas intervencionistas no sólo para salvaguardar la estabilidad de la economía del país sino para proteger empresas nacionales de la compra por parte de empresas de otros países miembros de la unión. Ni siquiera la concepción de Europa como ente económico, como comunidad de intereses o mercado está tan clara ni ha conseguido superar los egoísmos nacionales de larga tradición. Y si lograr una agrupación económica interestatal es complejo (ver MERCOSUR) no digamos ya una entidad política de nuevo cuño lastrada por siglos de luchas intestinas.

Encima, los que tienen que promover semejante unión, los que tienen que transmitir las bondades de Europa, los miembros de la clase política, no lo hacen, así que mejor apaga y vámonos. Si lo único para lo que sirve Europa es para generar otra cámara en la que apoltronarse cómodamente que se la repartan a suertes y nos ahorren el martilleo electoral, la mala conciencia de ir o no a votar, la sensación de inutilidad de quien va a votar, las horas extra de los barrenderos para limpiar las pocas pegatinas y cárteles de las paredes, el retrasar los hombres de Paco para ver al uno y al otro, los anuncios electorales que parecen de compresas y los que tratan de recuperar una retórica acabada y anclada en un 68 pasado y caduco.

Si antes era el bocadillo pasional de Don Santiago, ahora son las indiferentes vergüenzas al aire de los amigos de Il Cavaliere Berlusconi. Singular época la que nos ha tocado vivir. DELENDA EST EUROPA…como Unión política.

PD: Para adornar la entrada tenía preparada una bonita bandera de Europa ondeando sobre fondo azul. Pero el blog no me deja, hasta las máquinas reaccionan con indiferencia...

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