jueves, 25 de febrero de 2010

El ocaso de los ídolos


La definición de “ídolo” puede ser abordada desde múltiples puntos de vista, sin embargo, si alguna tiene interés por los efectos que producen los ídolos es la psicológica. Según Freud un ídolo es una sublimación del “yo” proyectada al exterior y encarnada en otro sujeto u objeto (en cuyo caso se acerca al fetichismo) con el que se establece cierta relación se sumisión. El “ídolo” puede ser compartido colectivamente cuando varios sujetos subliman el mismo sujeto u objeto. Esta sublimación colectiva alcanza una importancia capital cuando aparece en el campo político en el que las diferentes fuerzas pugnan no sólo por la consecución del poder sino también por la creación y predominio de una weltanschaung, visión del mundo. Ya Donoso hablaba del empleo de los “héroes” como elemento ejemplificante de las diversas corrientes políticas.

El marxismo ha sido plenamente consciente de la importancia de los ídolos y de la necesidad de dominar los fetiches culturales. Quizá ha sido Gramsci el que ha hablado con una claridad más meridiana acerca de este hecho. Para el autor italiano el objetivo es la “hegemonía” en la que se mezcla un dominio no sólo del poder sino de las fuerzas sociales y culturales, es decir, las portadoras y creadoras de nuevos ídolos. Sin embargo, como es obvio no sólo el marxismo ha tenido sus ídolos, toda forma de comunión política colectiva, nacional o ideológica, tiene sus mitos.

Sin embargo, es cierto que tras el final de la II Guerra Mundial ha sido el marxismo el mayor forjador y publicitador de mitos políticos, quizá por el carácter utópico del propio marxismo necesitado de la creación de ídolos identificables con una función totémica respecto del futuro triunfo de la revolución del proletariado.

Pero hace ya años que los ídolos de la izquierda marxista o marxistizada han ido cayendo. Primero cayó el marxismo ortodoxo (si es que alguna vez ha existido algo como la ortodoxia en el marxismo) que requirió de reformulaciones ante la contradicción con la más pura de las tablas veritativas, la historia; también cayó el socialismo real derrumbado con la caída de un simbólico muro que cubrió todo argumento pragmático a favor del comunismo… La izquierda no hizo examen de conciencia y tuvo que apelar a ejemplos menores que poco a poco les fue alejando de la doctrina marxista y fue mutándose en socialdemocracia contrita respecto de su pasado totalitarista.

Claro ejemplo de esto es el PSOE que elimino la ideología marxista de su credo en su 27º Congreso en 1979 de la mano de Felipe González. Sin embargo, la memoria, que es la inteligencia débil del hombre, suele pronto borrar lo que las sociedades han aprendido. Y prueba de ello es la asunción por parte del socialismo español de Cuba como uno de los últimos ídolos de una utopía que algún día abrazaron. Claro ejemplo de esto es la ostpolitik del ministro Moratinos que él llama de “mano tendida”. Durante los últimos años el gobierno con su política de entendimiento con el castrismo ha dado lugar a cierta rehabilitación internacional del régimen cubano. No importó las flagrantes infracciones de los Derechos Humanos o, si no se esta de acuerdo con estos, el ataque sistemático a la dignidad del ser humano. Simplemente, se mantuvo Cuba continuo siendo para la izquierda tanto política como intelectual el ejemplo de la utopía cumplida. Dios nos libre de estas utopías.

Poco le importaba a la progresía que el régimen cubano atacara aquello que ellos consideran derechos sociales, como la unión homosexual perseguida por el castrismo con pena de cárcel. Poco importaba también que no hubiera derechos civiles ni políticos, Cuba no era un país, era un ídolo.

Sin embargo, la presión internacional o, todavía mejor, el golpe de realismo que supone la muerte por inanición de un represaliado político parece que han espabilado a los líderes del Gobierno que, por fin, plantan algo de cara a la dictadura cubana. Esperemos que implique un gesto de madurez por parte de la izquierda cultural y política española. Los ídolos caen, si no quieren caer con ellos ya saben lo que tienen que hacer. Coherencia.

PD: Bochornoso lo de Moratinos diciendo que no se pronuncia acerca de una declaración contra el régimen cubano ya que le toca a otro miembro del gobierno que merece su, y cito textualmente, minuto de gloria,

miércoles, 24 de febrero de 2010

La "prisarquía" contra la TDT


El País ha hecho saltar la liebre con el artículo “Los Ultras conquistan la TDT”. Desde luego prefiero literariamente lo de “La caverna mediática españolista” de Laporta y cía que tiene más glamour, está menos manido y es más colorista. Parece ser que la izquierda española está asustada ante una, para ellos, más que alarmante oferta televisiva dirigida ideológicamente al centro-derecha o, por ser menos eufemístico, de clara impronta conservadora que ha encontrado en la amplitud de la TDT un hueco que se le había negado hasta ahora. La verdad es que si algo se le puede agradecer al grupo PRISA es la claridad ideológica que demuestra en sus páginas y que le lleva a echarse las manos a la cabeza por el hecho de que las tertulias de contenido político son "Coloquios monocolor en los que se destilan los argumentos más reaccionarios y ultras han conquistado las pantallas de la nueva television”.

Es curioso que hasta ahora nadie se haya quejado de la superioridad de la presencia de la izquierda en el mercado informativo español. Ha habido momentos en los que a nivel de prensa escrita, radio y televisión la izquierda ha sido abrumadoramente mayoritaria y, sin embargo, nadie protestó al respecto. Se daba por hecho que la izquierda había ganado tanto la batalla de la cultura como la mediática. Sin embargo, ahora que la TDT ha proporcionado el lugar idóneo para esta “revolución conservadora” de nuevo cuño procuran azuzar los temores del pensamiento único. Probablemente, fruto de que eso no solo significa una caída de los voceros izquierdistas (Cuatro, por ejemplo, pasa por un momento de decadencia total y Gabilondo ya ha puesto pies en polvorosa rumbo a CNN+ donde sus servicios hacia la “Prisarquía” seran notablemente más fecundos) sino porque índica un cambio sociológico poco propicio tanto para la izquierda política como para sus lobbies mediaticos.

Por cierto, que resulta llamativo el hecho de que ponen a sus propios medios como ejemplo de objetividad e "independencia", si no fuera tan enojante causaría hasta gracia. Es el viejo adaggio del apoliticismo y la acusación de "político e ideológico" al oponente. Algo que ya hacía Marx cuando denominaba "científico" a su socialismo. Sólo que en esta ocasión resulta tan burdo que ni siquiera merece más palabras salvo que todo totalitarismo considera la opinión contraria como bastarda de la ideología o el interés mientras que las ideas propias son fruto de la realidad de las cosas. ¿Se creen ustedes de verdad lo que dicen señores de PRISA?

Antonio Jiménez, director y presentador de El gato al agua, defiende en libertaddigital.com que el éxito de esos productos radica en que hay un gran público que ha conectado con sus ideas y que estaba necesitado de productos de ese tipo. Es decir, que lo que para la izquierda es un síndrome de intolerable dogmatismo en realidad es la satisfacción de una necesidad latente que se ha visto satisfecha, así parece indicarlo el comportamiento del libre mercado audiovisual.

Ante este infundado miedo de la izquierda, a no ser que se trate de un miedo pecunario en cuyo caso es normal que tiemblen, lo correcto sería interpretar este fenómeno como un hecho de gran riqueza democrática. A una sociedad plural y multiforme le corresponde un Mercado mediático similar donde todas las voces tengan acogida. La aparición de un bloque conservador opuesto a las grandes corporaciones progresistas es un síndrome de salud que se repite en otros países sin que nadie alce la voz y menos aquel que se considera un demócrata convencido.

Frente a esta postura la de la izquierda es estatalizar también el mercado audiovisual, es decir, reprimir las manifestaciones de la sociedad civil ahogándolas en intervencionismo estatal. Querer crear una comisión (o como se denomine al órgano interventor) para controlar las manifestaciones de pluralismo informativo es una acción típica de una izquierda política profundamente estatalista y poco social, en el major sentido del término.

Capítulo aparte merece la inclusión en el artículo de la opinión de académicos que refuerzan la teoría de la “prisarquía”. Un nombre en particular me ha causado estupefacción, y no lo repetiré por no dañar su honra que bastante tiene el pobre. Cierto es que el personaje en cuestión sólo critica el hecho de que estos productos son de baja calidad formal (cosa en la que se puede estar de acuerdo pese a que son formatos híbridos que han mejorado ostensiblemente) aunque, empatizando con el medio al que se dirige, también deja entrever su disconformidad ideológica con estos programas. De nuevo, la Academia se rinde ante lo políticamente correcto. En pocas aulas se oirá hoy en día algún “pero” hacia la ideologización de los medios de la izquierda mientras que la diatriba contra los medios conservadores es constante…incluso por académicos políticamente conservadores. El mundo al revés. Para los que amamos la libertad y el debate esta noticia nos llena de satisfacción.

Artículo de El País:

http://www.elpais.com/articulo/sociedad/ultras/conquistan/TDT/elpepisoc/20100222elpepisoc_4/Tes

Artículo de Libertad digital en respuesta:

http://www.libertaddigital.com/sociedad/el-pais-alerta-del-exito-de-libertad-digital-los-ultras-conquistan-la-tdt-1276385297/