miércoles, 15 de septiembre de 2010

Simplemente un tipo con un ordenador

Ayer tuve la oportunidad de escuchar el corte de un programa de radio en el que dos especialistas en comunicación política (Jordi Rodríguez Virgili y Antonio Gutiérrez-Rubi) hablaban de la utilización de “la normalidad” como elemento retórico o comunicativo en política. Los comentarios empezaron por las primarias de Madrid en la que tanto Trini como Tomás Gómez se han dado a una batalla “por la normalidad” desatada por este último. En este caso Gómez hablaba de normalidad intentando mostrarse como un candidato popular (léase “del pueblo” no se me malinterprete) frente al “oficialismo” o al apoyo de la oligarquía del partido como carta de presentación de Trini.

La normalidad parece, por lo tanto, un valor en política. Está claro que en una sociedad democrática, la igualdad es un valor y, sobre todo, un valor comunicativo de primera magnitud. El candidato o candidata en cuestión trata de asemejarse lo máximo posible a sus votantes, según el principio de identificación, que trajo a colación Rodríguez Virgili en el citado corte.

Pero, este principio de identificación de reivindicación de la “normalidad” en política ¿es patrimonio de la derecha o de la izquierda? No creo que se pueda hablar en estos términos sino que se trata, más bien, de un “trascendental” de la comunicación política, es decir, de un elemento apadrinado por ambas partes. Si aquí se ha mencionado los casos de las primarias madrileñas, y se podría mencionar lo que es una de las grandes armas retóricas de Obama, bien se podría hacer lo mismo señalando el “common people” de David Cameron.

Por supuesto, la búsqueda de “normalidad” tienen un componente ficticio precisamente porque forma parte de una estrategia comunicativa en la que lo simbólico prima sobre lo habitual, en el que la voluntad de transmitir una idea o una imagen a través de un gesto es un resultado buscado. Por eso hay quien ataca ahora al Tea Party en el que Palin llevó hasta el extremo este principio de identificación y afirmó como principal cualidad de Scout Brown el ser “simplemente un hombre con una camioneta”. Mientras desde la derecha americana se intenta evocar el sueño americano y la separación de la clase política, es decir la normalidad, la izquierda aplica los calificativos de provincianismo, cateto y de escasa preparación.

La identificación y la reivindicación de la normalidad tienen sus riesgos, eso está claro, y, desde mi punto de vista, son una prueba de inmadurez social en la que el resentimiento o la devaluación de la clase política juega un papel fundamental y que tienen gran componente demagógico. ¿Puede ser una sociedad democrática madura si un valor comunicativo central es el populismo “nomarlitario”? Ya no hay que ser buen político, buen jurista, buen economista sino que se trata de ser un “buen tipo normal”. Espero que esto no juegue en mi contra, en contra de una persona que “simplemente teclea en un ordenador”.

jueves, 2 de septiembre de 2010

Correr para ganar…(mañana)

Es muy común, en ciclismo, eso de correr para no ganar incluso si se trata de las grandes carreras, lo que se conoce como “hacer el rodaje. Ahora lo vemos en la Vuelta, aunque suele ser más común en el Giro, como muchos ciclistas participan con la única intención de ponerse a punto para la carrera de verdad, el Tour. Hacer kilómetros y poner las piernas a punto suelen ser excusas suficientes para días de sufrimiento sobre el sillín.

Trinidad Jiménez sabe bien lo que es eso. Esta semana lanzaba a bombo y platillo su candidatura para ser la líder del PSM, apoyada por la cúpula del PSOE y con Lissavetzky como estrella invitada. Poco importaba que Tomás Gómez, ¿candidato comparsa?, hiciera el pino puente para acudir a la presentación de la candidatura de Trini y aparecer en la foto, propaganda es propaganda. Trini puso toda la carne en el asador. Una campaña en red activa, muy activa, que echa mano de todos los mecanismos que la comunicación política 2.0 permite y un mensaje propio convirtieron su candidatura en el gran coco de estas internas. Los resultados no se han hecho esperar y más de la mitad de los diputados regionales del PSM han mostrado su adhesión a la candidatura de Trini, y eso que Gómez era el candidato de casa cuya mayor fortaleza era el apoyo de sus compañeros madrileños।


La candidatura de Trini es, sin embargo, una candidatura de largo recorrido preparada para competir durante mucho tiempo. Cabe, por tanto, pensar que las internas del socialismo madrileño están ganadas de antemano y la campaña de Trini no tiene como objetivo un partido ganado antes de disputarse. Trini no ha planteado la campaña con Gómez en su punto de mira sino que el objetivo es Esperanza Aguirre. De hecho, los apologistas de Trini apuntan como principal activo de la candidata el hecho de que ella puede competir realmente y disputar Madrid a Espe, cosa que, por cierto, yo también creo।


Tras años de candidatos grises el PSM puede presentar a una mujer (como Espe), que no es nueva para los votantes (como Espe), que apuesta por la política 2।0 (como Espe), con un voto potencial interclasista (como Espe) y con un acompañante de lujo (como Espe, aunque en el caso de la Popular mal avenidos).


Si Trini aprovecha el rodaje que su enfrentamiento con Gómez le proporciona para estar en la picota podemos vivir un interesante duelo… No le vendría mal escuchar a Einstein cuando decía aquello de: “La vida es como montar en bicicleta, para conservar el balance debes estar en movimiento”. No ha empezado mal.