jueves, 27 de mayo de 2010

El siniestro voto de UPN


Hoy la noticia estrella es indudablemente la aprobación del “Tijeretazo” en el Congreso. Lo ajustado de la aprobación de las medidas adoptadas no hace sino demostrar la fractura política y social que el anuncio de las medidas produjo. El pack de recortes ha sido aprobado por un voto (168-169) gracias a que ciertos grupos parlamentarios han optado por la abstención. De entre estas abstenciones la prensa nacional destaca la de CIU que se ha abstenido aunque ha solicitado adelantar las elecciones. Sin embargo, hay otros grupos que han posibilitado la aprobación de las medidas gubernamentales por vía de abstención. UPN con tan solo un diputado la ha podido liar parda, como se suele decir. Si Carlos Salvador hubiera decidido votar “No” a las medidas hubiera generado una crisis de gobierno inédita en la historia de la democracia española.

La abstención obviamente descoloca, sobre todo, para todos aquellos que suelen seguir las declaraciones de la única rutilante estrella que queda en UPN tras la diáspora hacia Carlos III generada por la ruptura con el PP. Yolanda Barcina se ha opuesto generalmente con la misma argumentación que el PP al recorte del Gobierno. Por supuesto, ha criticado las bajadas y congelaciones de las pensiones previstas entre los recortes del gobierno. Y no ha hecho menos con la presión que el gobierno central está aplicando sobre los municipios prohibiéndoles el endeudamiento. Por otro lado, la mano ejecutora en el congreso, Carlos Salvador, ha decidido guardar silencio en su blog, incomprensiblemente el mismo silencio que envuelve la página de UPN. Un silencio que se ha hecho real en el Congreso con ya mencionada omisión del voto, es decir abstención.

Al menos Salvador ha tenido la decencia de “justificar” su abstención. Ha dicho que lo hace por la estabilidad nacional, califica las medidas de injustas y culpa al gobierno de la situación que vive el país.

¿Es sólo responsabilidad o hay algo más? Es curioso como en estos días nadie menciona tres letras que pueden ser la clave para contestar esta pregunta: TAV (Tren de Alta Velocidad). El TAV es desde hace ya algunos años el tótem quasi-religioso con el que el regionalismo navarro canaliza su voluntad contestataria. La ruptura con el PP parece que ha puesto a tiro las negociaciones con el Gobierno y, de hecho, se afirma que el TAV ya está prácticamente en la puerta de los navarros. Sin embargo, en política todo puede cambiar y UPN teme que de no apoyar en estos momentos clave al PSOE se podrían perder todos los réditos políticos. Es decir, ha salido de Guatemala (subordinación a la política nacional del PP) a guatepeor (subordinación a la política económica del PSOE), eso sí pegando palos al PSN para guardar las apariencias y no aparentar el servilismo del que le acusa desde su refundación el PPN.

En UPN se oponen, dicen las medidas son malas, que es preciso una reforma más profunda, las critican en concreto, pero permiten que se aprueben. Y, por supuesto, no se les ocurre ni por asomo, como sí han hecho los abstencionistas CIU y CC, pedir elecciones anticipadas. Digámoslo claro, señores, la abstención no se basa en una supuesta responsabilidad de alto estatista ni en una necesidad quirúrgica sino en el deseo de no caer al pie de la montaña y convertirse en un eterno Sísifo con el tema del TAV.

viernes, 14 de mayo de 2010

Política 2.0


La empresa de comunicación 2.0 Dog tuvo a bien ayer, como todas las semanas, hacernos parícipes de sus sesiones de formación interna, Dogmación, a través de la red. El tema de ayer no sólo fue de rabiosa actualidad sino que supone la apertura de nuevos horizontes no sólo para la comunicación política sino también para una nueva comprensión de la democracia y el juego político. El ponente, Matías Jove, habló de la recuperación del concepto de líder de opinión y centró su exposición en el mundo de Internet. Jove tras un clarividente análisis del público objetivo de los medios políticos 2.0 se lanzó a realizar una prospectiva de a qué fenómenos nos aboca la irrupción de la política 2.0. El análisis abre a multitud de consideraciones de lo más estimulante y hace posible dos puntualizaciones.

El mayor riesgo para Jove es el hecho de que los medios políticos 2.0 son marcadamente ideológicos y polarizadores. La fractura de las audiencias que supone la proliferación de portales en Internet hace que estos tengan que dotarse de un contenido identitario muy fuerte. De ahí que el público acuda a determinados medios desde una postura ya tomada y en busca de un refuerzo de su identidad política. En este sentido, la fuerte toma de posición de las plataformas políticas 2.0 tienen una función polarizadora. Jove considera esto como un riesgo desde una postura estatal en la medida en que radicaliza las posturas políticas y genera fractura y un aumento de la conflictividad. Sin embargo, considero que este fenómeno no ha de ser magnificado o que puede tener una consideración más positiva. Es cierto, que los espacios 2.0 suelen conllevar mensajes mucho más significados, sin embargo, creo que esto no implica, como señaló Jove, la pérdida de una “masa neutra” o políticamente no significada. La política 2.0, como bien señaló, se nutre de unas audiencias con dos características: un sentido identitario fuerte y una actitud activa frente a los contenidos. El consumidor de estos contenidos ha de buscarlos en el marasmo de ingente información contenido en la red. Es posible que esos sujetos se radicalicen lo que no está tan claro es que se vaya a perder la neutralidad de gran parte de la sociedad expuesta a los impactos tradicionales.

Por otro lado, una pregunta planteó que los grandes partidos se habían desentendido del mundo virtual al tener abierto el acceso a las grandes plataformas mediáticas. Frente a esto, el autor de la pregunta, señalaba que el mundo de la comunicación 2.0 estará en manos de los pequeños partidos necesitados de abrir nuevos cauces de comunicación ante su incapacidad de introducirse en los clásicos. Sin embargo, lo cierto es que los mayores explotadores de la comunicación política 2.0 son precisamente los grandes partidos. Este año el PP activo su blogosfera anunciada a bombo y platillo en la red y que sirve como plataforma de comunicación directa de sus candidatos y del staff del partido. De la misma manera el PSOE habitualmente inscribe blogs en su página oficial, con un déficit de organización respecto al del grupo popular. Los Facebook y portales de Twitter de ambos tienen una gran actividad diaria en la que aprovechan para fortalecer las conexiones ideológicas virtuales, creación de red oficiosa de blogs amigos por parte del PSOE, o de mensajes partidarios, los “argumentos populares” de Twitter. De hecho no es del todo inhabitual que se aproveche el microblogging para establecer discusiones. En cambio, un partido secundario como IU tiene escaso interés por este mundo y su Twitter, por ejemplo, registra una actividad notablemente menor. Los grandes partidos se han lanzado a la caza del mundo virtual con gran virulencia.

Más allá de diagnósticos pesimistas de las posibilidades de lo 2.0, se puede considerar la aparición de estas plataformas como medios para democratizar los partidos ya que la fractura del mensaje permite la penetración de subgrupos identitarios en el seno de los mismos. Pueden ser medios de generación de opinión pública genuinamente independientes generando un espacio de diálogo y argumentación muy cercano a la democracia deliberativa habermasiana. Sin embargo, comparto el pesimismo de Jove ya que, como algunos casos han demostrado, incluso el mundo virtual está sujeto a la férrea y monolítica disciplina de partido. Por el momento, toda una oportunidad desaprovechada.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Las tablas de la crisis


Lo prometo hoy voy a reservar cuatro horas para ver “Los Diez Mandamientos” así Charlton Heston se convertirá en el tercer tipo que hoy presenta unas tablillas con la Ley, si bien estas son divinas. Hoy es el día en que los dos grandes partidos políticos han presentado sus hojas de ruta para reducir el gasto público. El tema estaba en el ambiente desde hace ya tiempo, España no podía seguir manteniendo el ingente gasto público con el que se ha intentado frenar la crisis. Los sucesos de Grecia y el temor internacional han hecho presión sobre el gobierno español. Lo cierto es que Zapatero ha retrasado hasta el extremo estas medidas e incluso la semana pasada se negó a reducir el gasto público en su reunión con Rajoy. Zapatero no ha querido atacar este tema de importancia capital y cuando lo ha hecho ha sido por la presión internacional, llamada de Obama de por medio, momento en el que ha dejado la demagogia de lado (no recortaremos los derechos sociales) y ha tratado de dar una imagen de gobernante sólido y responsable.

Las medidas de Zapatero tienen tres líneas. Por un lado congelación de gasto salarial público, supresión de derechos sociales y ayudas y exigencia a las comunidades y ayuntamientos para reducir su gasto (cosa no concretada, por cierto). Por último, Zapatero ha tenido a bien realizar un guiño populista reduciendo el salario del Gobierno un 15%. La respuesta no se ha hecho esperar por parte de todo el arco ideológico. Rajoy ha alabado que se hagan recortes pero ha señalado que se hacen tarde, mal y obligados por la presión exterior. Por su parte, la izquierda también ha reaccionado. Los sindicatos han señalado que estas medidas dificultarán el diálogo social. Mientras que IU no ha tardado en atacar las medidas, calificadas de neoliberales en Twitter, en las redes sociales. Por último, ABC señalaba como varios de los miembros del grupo socialista en el Congreso han mostrado su disconformidad con una reacción fría a las palabras del Presidente.

Rajoy también ha propuesto una serie de medidas que se podrían resumir en dos grandes líneas. Por un lado, ha señalado que el déficit público ha de contar como base fundamental con una racionalización y reorganización de las instituciones. Es decir, suprimir instituciones superfluas y onerosas, Ministerio de Igualdad o Vicepresidencia de cohesión territorial, y fusión de Ministerios funcionalmente parejos para reducir el gasto de las instituciones. Por otro lado, ha señalado la necesidad de revisar las subvenciones y ayudas estatales para suprimir aquellas partidas que no sean estrictamente necesarias.

La diferencia radica en que mientras que las medidas de Zapatero repercuten en la ciudadanía directamente (pensionistas, funcionarios, familias…) las de Rajoy suponen un punto de vista más empresarial racionalizando el gasto y reorganizando el funcionamiento del Estado. La última reforma es más radical, más profunda entiéndase, y a la larga más estable; mientras que la oficialista supone recortes salariales y sociales difícil de asumir para un gobierno que tiene en estos su principal bandera.

Es necesaria una reducción del gasto público que probablemente exija un esfuerzo por parte de todos. Pero la que se pretende es injusta, insuficiente, tardía y tiene un componente de indefinición bastante grande. Como siempre en España: improvisación, demagogia y falta de consenso.

sábado, 8 de mayo de 2010

Elecciones en UK


Está podría ser una tranquila tarde de viernes como cualquier otra. Pero ahí tenéis el ruido que se ha producido en las redes sociales y en los diarios sobre las elecciones británicas. Algo he contribuido yo a alterar la paz de esta tarde al haber twiteado el escrutinio y los dimes y diretes que se han producido este mediodía (carlosgoni en Twitter). Los resultados están ya claros y los pactos para gobernar también parecen estarlo una vez que Nick Clegg ha dejado entrever su preferencia por los Conservadores. Y eso que el primer movimiento de fichas lo hacía Brown con un lastimoso discurso en que se ponía a los pies de Clegg mientras con la otra mano trataba de contactar con el resto de partidos representados (necesita la unión de todos menos los Conservadores para ganar. A esta coalición imposible con Brown y Clegg como grandes peces gordos se le ha titulado durante la tarde como el “loosers deal” por considerarlo un pacto entre los dos grandes perdedores.

Sin embargo, en estas elecciones todos han perdido. Hace unos meses la distancia entre Laboristas y Conservadores era abismal. La victoria con mayoría absoluta parecía hecho. Sin embargo, algo ha pasado o algo se ha hecho mal por parte de los chicos de Cameron cuando se han dejado comer semejante distancia. Lo cierto es que, como mucha gente ha señalado, Cameron no ha resultado creíble y eso le ha restado la bandera del cambio político en Inglaterra (para los anales del patetismo político su entrevista sobre los homosexuales). Cameron ha ganado pero se ha convertido en el Pirro del siglo XXI.

La derrota de Brown no es menos clara. Está claro que Gordon ha partido desde una situación de desventaja total, la misma que permitía la ventaja de Cameron. Sin embargo, no es menos cierto que es él y su partido el que ha generado esta situación. Es el laborismo el que ha producido la sensación de que un cambio era necesario en la política británica. Gordon ha tenido algunas actuaciones pésimas en los medios, en los debates televisados se defendió bien pero llegó muy cansado al último round frente a sus más jóvenes y frescos adversarios. Es cierto que los debates han incidido muy relativamente en el voto pero eran ocasiones para que Brown limpiara su imagen. En estos cargó en exceso con el mensaje de pánico ante la llegada de los Conservadores acusándoles de querer suprimir los servicios, ha jugado la guerra del desgaste. Pero si en algún momento se ha visto que no es un personaje apto para llevar con mano firme al país ha sido hoy con su comparecencia lastimosa echándose en manos de Clegg, ofreciéndole una gran reforma electoral y mostrando un exceso de afán por aferrarse al 10 de Downing Street.

Pero si ha habido una sorpresa en la campaña esta ha sido la de Nick Clegg favorecido por su gran actuación en el primer debate televisado. Este debate, el primero televisado en la historia de UK, le permitió situarse incluso en la primera posición en las encuestas de intención de voto. Llegó a obtener un 49% pero en la pregunta se dejaba muy claro que el encuestado debía ignorar la “posibilidad” de Clegg, es decir, el hecho de pertenecer a un partido minoritario. La “cleggmania”, sin embargo, no se ha trasladado a las urnas en las que han perdido 5 escaños. Los LibDem, sin embargo, tienen la llave de la gobernabilidad. Eso sí, se enfrenta ante la peligrosa alternativa de apoyar al laborismo obteniendo un cambio en la ley electoral, que les ha dañado históricamente, pero dejando de lado al partido claramente ganador, lo que le puede desacreditar públicamente (la BBC recogía una encuesta en la que en torno al 70-80 % de los preguntados afirmaba que tenía que gobernar el partido más votado).

¿Cómo pretende formar gobierno Cameron? Desde el seno del conservatismo ya se está afirmando que un pacto ofrece posibilidades, pero también tiene sus límites. Puede hacerlo básicamente de dos maneras: o dejando entrar a los LibDem al gobierno con un pacto férreo o con un pacto tácito de entendimiento y pactos puntuales, es decir, manteniendo un gobierno en minoría. Que se dé el primer caso es complicado ya que por un lado Cameron ha dejado claro que hay temas innegociables (Europa e inmigración) pero sobre todo porque los LibDem tienen claro que un pacto de este tipo va a generarles un desgaste político que un partido de sus características (partido bisagra con dos tendencias internas cercanas a los dos grandes partidos) no podría soportar. En cambio, un pacto del segundo tipo puede generar una gran inestabilidad política y abocar a unas nuevas elecciones en breve.

Se han planteado muchas cosas en torno a la actividad política en este país durante las elecciones y, desde luego, parece que UK se encuentra, en alguna medida, en un punto de inflexión aunque lo cierto es que no se sabe muy bien hacia donde. Sin embargo, hay gente que lejos de ver esto como una crisis, ve algo diferente pero con un alcance limitado. Así Jonathan Powell, ex miembro del gabinete Blair.

“What it isn't is a political crisis. In most other European countries this happens after pretty much every election. It's only a crisis if you make it into a crisis. It's interesting, it's different, it's not what we're used to, but there's no reason why it should be a political crisis”

El tiempo dirá.