viernes, 14 de mayo de 2010

Política 2.0


La empresa de comunicación 2.0 Dog tuvo a bien ayer, como todas las semanas, hacernos parícipes de sus sesiones de formación interna, Dogmación, a través de la red. El tema de ayer no sólo fue de rabiosa actualidad sino que supone la apertura de nuevos horizontes no sólo para la comunicación política sino también para una nueva comprensión de la democracia y el juego político. El ponente, Matías Jove, habló de la recuperación del concepto de líder de opinión y centró su exposición en el mundo de Internet. Jove tras un clarividente análisis del público objetivo de los medios políticos 2.0 se lanzó a realizar una prospectiva de a qué fenómenos nos aboca la irrupción de la política 2.0. El análisis abre a multitud de consideraciones de lo más estimulante y hace posible dos puntualizaciones.

El mayor riesgo para Jove es el hecho de que los medios políticos 2.0 son marcadamente ideológicos y polarizadores. La fractura de las audiencias que supone la proliferación de portales en Internet hace que estos tengan que dotarse de un contenido identitario muy fuerte. De ahí que el público acuda a determinados medios desde una postura ya tomada y en busca de un refuerzo de su identidad política. En este sentido, la fuerte toma de posición de las plataformas políticas 2.0 tienen una función polarizadora. Jove considera esto como un riesgo desde una postura estatal en la medida en que radicaliza las posturas políticas y genera fractura y un aumento de la conflictividad. Sin embargo, considero que este fenómeno no ha de ser magnificado o que puede tener una consideración más positiva. Es cierto, que los espacios 2.0 suelen conllevar mensajes mucho más significados, sin embargo, creo que esto no implica, como señaló Jove, la pérdida de una “masa neutra” o políticamente no significada. La política 2.0, como bien señaló, se nutre de unas audiencias con dos características: un sentido identitario fuerte y una actitud activa frente a los contenidos. El consumidor de estos contenidos ha de buscarlos en el marasmo de ingente información contenido en la red. Es posible que esos sujetos se radicalicen lo que no está tan claro es que se vaya a perder la neutralidad de gran parte de la sociedad expuesta a los impactos tradicionales.

Por otro lado, una pregunta planteó que los grandes partidos se habían desentendido del mundo virtual al tener abierto el acceso a las grandes plataformas mediáticas. Frente a esto, el autor de la pregunta, señalaba que el mundo de la comunicación 2.0 estará en manos de los pequeños partidos necesitados de abrir nuevos cauces de comunicación ante su incapacidad de introducirse en los clásicos. Sin embargo, lo cierto es que los mayores explotadores de la comunicación política 2.0 son precisamente los grandes partidos. Este año el PP activo su blogosfera anunciada a bombo y platillo en la red y que sirve como plataforma de comunicación directa de sus candidatos y del staff del partido. De la misma manera el PSOE habitualmente inscribe blogs en su página oficial, con un déficit de organización respecto al del grupo popular. Los Facebook y portales de Twitter de ambos tienen una gran actividad diaria en la que aprovechan para fortalecer las conexiones ideológicas virtuales, creación de red oficiosa de blogs amigos por parte del PSOE, o de mensajes partidarios, los “argumentos populares” de Twitter. De hecho no es del todo inhabitual que se aproveche el microblogging para establecer discusiones. En cambio, un partido secundario como IU tiene escaso interés por este mundo y su Twitter, por ejemplo, registra una actividad notablemente menor. Los grandes partidos se han lanzado a la caza del mundo virtual con gran virulencia.

Más allá de diagnósticos pesimistas de las posibilidades de lo 2.0, se puede considerar la aparición de estas plataformas como medios para democratizar los partidos ya que la fractura del mensaje permite la penetración de subgrupos identitarios en el seno de los mismos. Pueden ser medios de generación de opinión pública genuinamente independientes generando un espacio de diálogo y argumentación muy cercano a la democracia deliberativa habermasiana. Sin embargo, comparto el pesimismo de Jove ya que, como algunos casos han demostrado, incluso el mundo virtual está sujeto a la férrea y monolítica disciplina de partido. Por el momento, toda una oportunidad desaprovechada.

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