miércoles, 12 de mayo de 2010

Las tablas de la crisis


Lo prometo hoy voy a reservar cuatro horas para ver “Los Diez Mandamientos” así Charlton Heston se convertirá en el tercer tipo que hoy presenta unas tablillas con la Ley, si bien estas son divinas. Hoy es el día en que los dos grandes partidos políticos han presentado sus hojas de ruta para reducir el gasto público. El tema estaba en el ambiente desde hace ya tiempo, España no podía seguir manteniendo el ingente gasto público con el que se ha intentado frenar la crisis. Los sucesos de Grecia y el temor internacional han hecho presión sobre el gobierno español. Lo cierto es que Zapatero ha retrasado hasta el extremo estas medidas e incluso la semana pasada se negó a reducir el gasto público en su reunión con Rajoy. Zapatero no ha querido atacar este tema de importancia capital y cuando lo ha hecho ha sido por la presión internacional, llamada de Obama de por medio, momento en el que ha dejado la demagogia de lado (no recortaremos los derechos sociales) y ha tratado de dar una imagen de gobernante sólido y responsable.

Las medidas de Zapatero tienen tres líneas. Por un lado congelación de gasto salarial público, supresión de derechos sociales y ayudas y exigencia a las comunidades y ayuntamientos para reducir su gasto (cosa no concretada, por cierto). Por último, Zapatero ha tenido a bien realizar un guiño populista reduciendo el salario del Gobierno un 15%. La respuesta no se ha hecho esperar por parte de todo el arco ideológico. Rajoy ha alabado que se hagan recortes pero ha señalado que se hacen tarde, mal y obligados por la presión exterior. Por su parte, la izquierda también ha reaccionado. Los sindicatos han señalado que estas medidas dificultarán el diálogo social. Mientras que IU no ha tardado en atacar las medidas, calificadas de neoliberales en Twitter, en las redes sociales. Por último, ABC señalaba como varios de los miembros del grupo socialista en el Congreso han mostrado su disconformidad con una reacción fría a las palabras del Presidente.

Rajoy también ha propuesto una serie de medidas que se podrían resumir en dos grandes líneas. Por un lado, ha señalado que el déficit público ha de contar como base fundamental con una racionalización y reorganización de las instituciones. Es decir, suprimir instituciones superfluas y onerosas, Ministerio de Igualdad o Vicepresidencia de cohesión territorial, y fusión de Ministerios funcionalmente parejos para reducir el gasto de las instituciones. Por otro lado, ha señalado la necesidad de revisar las subvenciones y ayudas estatales para suprimir aquellas partidas que no sean estrictamente necesarias.

La diferencia radica en que mientras que las medidas de Zapatero repercuten en la ciudadanía directamente (pensionistas, funcionarios, familias…) las de Rajoy suponen un punto de vista más empresarial racionalizando el gasto y reorganizando el funcionamiento del Estado. La última reforma es más radical, más profunda entiéndase, y a la larga más estable; mientras que la oficialista supone recortes salariales y sociales difícil de asumir para un gobierno que tiene en estos su principal bandera.

Es necesaria una reducción del gasto público que probablemente exija un esfuerzo por parte de todos. Pero la que se pretende es injusta, insuficiente, tardía y tiene un componente de indefinición bastante grande. Como siempre en España: improvisación, demagogia y falta de consenso.

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