jueves, 29 de abril de 2010

Religión, Estado y velo


El caso de Najwa no es nuevo y es obvio que la inmigración islámica creciente en España va a plantear cada vez nuevos dilemas en este sentido. La Francia estatista afronta el tema como un asunto sobre el que debe decidir el gobierno cuya opinión será la que condicione el uso de el velo no sólo en las escuelas sino en la propia calle, cosa que se plantea. En España, gracias a Dios, se debate cómo afrontar esta cuestión que cada vez va a tener más elementos para la casuística.

Por mucho que haya gente que se empeñe la religión es una cuestión perteneciente al ámbito privado pero con manifestaciones públicas. El culto, tanto dentro como fuera de los templos, es un acto de publicidad y materialización externa de las creencias. Por tanto, cuando se acepta la libertad religiosa se acepta a las religiones con todo lo que tienen siempre y cuando no afecten a la convivencia o al funcionamiento de las instituciones democráticas. Por ello, me parece ignominioso que se pretenda coartar estatalmente lo que la Constitución prescribe como un derecho irrenunciable. Sería simple y llanamente un recorte en las libertades públicas de los españoles oriundos de la península o venidos a nuestro país. Llevar el velo o no es una cuestión que atañe exclusivamente a las creencias particulares de cada persona y una decisión en la que el Estado nada tiene que decir. Sin embargo, en un Estado entendido como un terrible Leviatán hobbesiano se aspira a controlar toda manifestación pública, todo lo perteneciente al “foro externo”. Sólo una resistencia liberal y democrática puede aplacar las pretensiones totalitarias de las democracias occidentales.

La fórmula ha de ser, creo, la de la regulación por parte de cada centro. Los reglamentos relativos al vestuario en cada colegio responden no a una tónica general sino a una consideración por parte del centro de qué constituye un problema o no. Legislar para todos los centros sin tener en cuenta las particularidades de cada uno puede generar problemas allá donde no los hay. Y legislar estatalmente para cada uno en particular es imposible. Por ello cada centro debería decidir si consideran que el velo en sus aulas ha de ser prohibido o no, si sus problemas cotidianos o su proyecto educativos se ven azuzados o amenazados por esta prenda.

En todo caso es una estupidez argumentar por la vía de que el velo es una denigración para la mujer. En primer lugar, porque en la gran mayoría de los casos llevarlo es una decisión de la mujer islámica en función de sus creencias religiosas y no una imposición familiar. En segundo, ¿acaso no sería también denigratorio privar a las mujeres islámicas su derecho a exteriorizar física y públicamente su fe? ¿No sería darle las razón a los “pelaos” que pretenden una España monolítica y que se dedican a atacar la implantación de mezquitas?

jueves, 22 de abril de 2010

Evo-sexualidad

Esta semana se está celebrando en Bolivia una cumbre de los Pueblos contra el cambio climático (horrendamente twitteada por Izquierda Unida, por cierto). Algo así como una cumbre paralela a las oficiales en las que tanta esperanza se deposita y tan pocos resultados se obtienen. En esta reunión una estrella ha brillado, contra lo que suele ser habitual en él, con luz propia. Evo Morales, frecuentemente mero acólito de los discursos grandilocuentes y revolucionarios y las diatribas antioccidentales de Chaves, ha sido la gran estrella de una conferencia bastante pobre en planteamientos y repercusión.

El mandatario boliviano ha dado algo más que una lección de retórica antiimperialista y anticapitalista, de esa que podría dar hasta el más ignorante de los Okupas. “Capitalismo” o “Madre Tierra” ha sido la alternativa planteada por Evo. El triunfo del capitalismo antihumanitario contribuye a la destrucción del planeta. Y es que los países con el incumplimiento de los tratados internacionales de reducción de emisiones tóxicas no hacen sino atentar contra la Humanidad (ojo que al final se los sentará en el Tribunal de La Haya). Detrás de toda esa verborrea más o menos habitual hay algo que no acaba de cuadrar. Las reducciones de emisiones tóxicas no atentan principalmente a los países desarrollados sino que los principales perjudicados son los países subdesarrollados o en desarrollo. Estos países para despegar económica e industrialmente tienen que echar mano de reservas energéticas y de mecanismos industriales de gran capacidad contaminante. No sé que espera el señor Evo reclamando una reducción generalizada de las emisiones para su pueblo. Quizá su principal voluntad sea la de mantener a los bolivianos en el umbral de la pobreza y por debajo de los límites de civilización y progreso tecnológico. Esta bien que quiera un mundo mejor, más limpio pero ¿a costa de la vida de sus propios conciudadanos?

Pero no contento con esto se ha dignado a darnos una clase de Evo-sexualidad. Contra la opinión de la izquierda occidental, que tanto alaba el indigenismo y las políticas populistas de Evo, ha declarado que la proliferación de la homosexualidad en occidente es fruto de la ingesta de hormonas femeninas, en concreto, de los pollos. Si aquí se liaba hace no pocos años un lío enorme con las declaraciones de Aquilino Polaino, ahora parece que nadie tiene la intención de contradecir a Evo ¿Dónde están ahora los comités por los derechos civiles para denunciar tan terrible afrenta? Seguramente, en el mismo sitio donde se quedan ante las denuncias al trato que se les dispensa a los homosexuales cubanos. Se mantiene en el mundo del periodismo que el medio es el mensaje, en política se puede afirmar que el portador es el mensaje. Nadie osa en la izquierda española atacar las palabras del “buen indígena” de La Paz.

Esto no demuestra sólo la gran diferencia entre la revolucionaria izquierda hispanoamericana y la izquierda burguesa europea, arrasada por la revolución sexual sesentayochista, sino que demuestra la gran hipocresía del sinistrismo español. Y, todavía más, del progresista gobierno español muy pro-homosexuales y derechos sociales pero que aparca su idealismo en cuanto se trata de llevar la contraria a sus dudosos aliados internacionales. El idealismo se lo dejan siempre en el felpudo de la Moncloa.

jueves, 15 de abril de 2010

Garzón de villano a héroe en la izquierda



Un día más Garzón salta a la palestra de la actualidad. Hoy lo hace por una de sus tres causas pendientes, una de esas de las que la "intelligentsia" encerrada ayer al grito de "No pasarán" no quiere hablar. Y es que Garzón ha sido elevado a los cielos de la democracia para pasar a ser uno de sus grandes Padres. La ignorancia a este respecto por parte de los encerrados ayer parece ser fruto de esa esquizofrenia hispana que lleva a enardecerse en la lucha por las grandes ideas pero a sonreír cuando estas son violadas gracias a la pillería y la doblez. España es la picaresca.

De todas maneras el discurso de los grandes ideales democráticos y la canonización pública que está experimentando Garzón cuenta con un fabuloso aliado: la falta de memoria en España. Sí, falta de memoria eso mismo que parecen reclamar los psoefílicos y sus aparato mediático aledaño y de la que tanto se aprovechan. Garzón no siempre ha sido visto por la izquierda como un adalid de la democracia. Eran los noventa y la gran mayoría ya no se acuerda de cuando Garzón era atacado por la izquierda. En aquella época el juez se decidió a investigar la guerra sucia socialista, aquellos crímenes de Estado cometidos, además, en democracia por medio de una fuerza parapolicial con sustento estatal, el GAL. Claro el PSOE no estaba muy cómodo mientras un tipo de la fama de Garzón entraba en su alcoba para proclamar de qué color tenían la ropa interior sucia.

La campaña antigarzón fue bastante más cruel de lo que está siento hoy, aunque se esfuercen por situar a Garzón como la gran víctima del franquismo. Curiosamente fue la progresía, con el hoy garzonista El País a la cabeza, la que lo acusó de emular esquemas franquistas por su vinculación con la política. El juez había sido número dos de interior y se había marchado en claro enfrentamiento a Felipe González. Que además pretendiera airear los trapos sucios y criminales, asesinos, del socialismo era algo inadmisible y ¿qué mejor acusación en España de la de franquista? Lo mismo que hacen hoy pero cambiando los protagonistas.

Aquel fue un servicio a la democracia y la izquierda cargó contra el juez. En aquellos años la izquierda, temerosa de destapar toda la verdad de los GAL y de que el juez llegará (si no lo hizo) a descubrir la identidad del señor X, promovió la inhabilitación de Garzón por presunta falta de imparcialidad del juez. Fue precismamente el TS quien le salvó el pellejo ratificando sentencias como la condena del socialista Rafael Vera. Los mismos que le acusaron de franquista en aquella época lo convierten hoy en el Cid campeador en noble lid contra el fascismo internacional. Cinismo y olvido manipulador a partes iguales.

martes, 13 de abril de 2010

Contra la Oligarquía y el caciquismo: la Alternativa es Nebrera


Que en la política actual, quizá en la de siempre, mantener la independencia todavía inserta en el aparato burocratizado e hiperjerarquizado de un partido es imposible no es nada nuevo. Ya lo señalaron en su día sociólogos como Schumpeter o Michels. Sin embargo, de vez en cuando surgen personas con voz propia, con capacidad de liderazgo y un pensamiento claro en temas fundamentales que se sustraen de los esquemas ideológicos de los grandes partidos. El destino de estas personas suele ser, por desgracia para nuestro país, la marginación, crítica y, en última instancia, la expulsión de unos partidos en los que el culto al líder y la necesidad de la homogeneidad (monolitismo) ideológica es vital para la consecución del poder.

Víctima de esta situación que no hace sino demostrar la fuerte oligarquización de los partidos y su antidemocratismo es Montserrat Nebrera (Barcelona, 1961). Se trata de un personaje incómodo para los opositores pero también para los aliados que no están dispuestos al disenso interno. El paso de Nebrera por el PP catalán será recordado por varias cosas. Las polémicas que ha protagonizado, algunas acertadas otras claros errores el más claro de estos la crítica al acento andaluz de Magdalena Álvarez. También será recordada como “la otra” aquella que se atrevió a criticar la falta de democracia interna de los partidos y a punto estuvo de derrotar en las internas del PPC al delfín de Rajoy en Cataluña. Pero ha podido más la disciplina de partido y el hermetismo crítico interno a cada partido.

Nebrera se declara liberal y conservadora y además de la crítica al sistema de partidos y la falta de democracia interna en estos, quizá herencia del clásico caciquismo español, ha criticado abiertamente la cerrazón del PPC. Es cierto, ella no lo niega, que el aislamiento del PPC es fruto de la animadversión del nacionalismo y la izquierda pero Nebrera va más allá y decidió en su día plantearse las culpas propias. La autocrítica parece que no da votos y, sobre todo, no es cómoda por lo que su crítica le granjeo enemistades políticas en el PPC. Criticó el planteamiento del Partido Popular en Cataluña que adopta una postura de defensa agresiva condenando a que sus ideas jamás sean tenidas en cuenta. Nebrera ha mostrado gran respeto y amor por Cataluña y por algunas de sus figuras históricas como la del regionalista Francesc Cambó lo que le han hecho acreedora de un supuesto criptonacionalismo, pese a que ella lo ha negado. Su especial sensibilidad para el tema catalán que podría suponer una postura conciliadora por parte del PPC mucho más efectiva no le ha impedido criticar tanto la escasa preparación de Montilla como la despreocupación de Rajoy por entender Cataluña

Pero si una nota es clave es que Nebrera es ante todo una intelectual. Es licenciada en Filosofía Política y Filología clásica así como doctora en Derecho. Su vinculación con la Universidad ha sido constante y es catedrática de Derecho Constitucional, actualmente imparte su docencia en la Universidad Internacional de Cataluña. Esto le proporciona una mirada de altos vuelos una capacidad de análisis y de visualización de problemas notable. Pero, además, le proporciona ese afán de independencia propia del mundo académico, esa capacidad de desligarse de esquemas abstractos sin vinculación con lo real debido a su excesivo simplismo.

Yo tuve la ocasión de coincidir con ella por un motivo muy feliz. La Profesora Nebrera tomó parte en el tribunal que juzgó mi trabajo de investigación. No lo voy a negar, al principio pensé que su papel era el de dar lustre al mismo con un nombre conocido. Pero en su turno de comentarios Nebrera hizo análisis profundos sobre mi trabajo de investigación que apuntaban a nuevos campos y algunas críticas sutiles acerca de la obra del autor que estudio. El mito de la figura pop se cayó gracias a su agudeza, la frescura de sus argumentaciones y el conocimiento de la historia del pensamiento político.

En febrero Nebrera se lanzó a registrar el nombre “Alternativa de Govern” con la intención de participar en futuras elecciones. Por la posible confusión se separó de Ciutadans negando el laicismo, la preconización del aborto y la eutanasia de este. Por todo lo dicho, porque hace falta (se esté de acuerdo o no con sus ideas) políticos de la talla intelectual de Nebrera…creo que esta es una buena noticia y espero que consiga conformar un partido sólido con el que presentarse a las próximas elecciones catalanas.

lunes, 12 de abril de 2010

La imposible Tercera España



El día 14 de abril se cumplen 79 años desde que se proclamara la II República en España quizá uno de las épocas más idolatradas por la historiografía y las fuerzas progresistas en España a causa de los traumáticos episodios que llevaron a su fin. En un ambiente político radicalizado en los que las principales fuerzas políticas correspondían a los dos extremos del arco político la única salida podía ser o la revolución socialista, comunista o anarquista o la sublevación militar de la derecha como así sucedió.

Frecuentemente la República española se suele recordar como la realización de una utopía democrática en un país como España que no había disfrutado jamás de semejante forma de gobierno. Sin embargo, la realidad es muy otra. No es sólo que ya la República ejerciera acciones antidemocráticas como la disolución estatal de órdenes religiosas, la orden religiosa de los jesuitas fue disuelta en 1932, declarando, pues, fuera de la legalidad a un sector de la sociedad por sus creencias religiosas. Lo más grave es, sin embargo, que las fuerzas políticas que mediatizaron la República fueron fuerzas declaradamente antidemocráticas y que la pureza electoral de aquel régimen puede muy bien ponerse entre comillas. Ser republicano no es sinónimo de ser demócrata como la historia oficial suele mostrar.

El 28 de junio de 1931 se celebraban las primeras elecciones generales del periodo republicano. El PSOE, una fuerza marxista-revolucionaria que pretendía la extinción de la democracia burguesa, obtenía el mayor porcentaje de votos, 24,5%, bastante por encima de la segunda fuerza, el radicalismo de Alejandro Lerroux. La derecha sufre un duro varapalo en esas elecciones y Manuel Azaña comienza la articulación del gobierno republicano. Durante este periodo, denominado frecuentemente “bienio azañista”, las huelgas, atentados y declaraciones en contra de la república serán frecuentes por parte de anarquistas y socialistas especialmente. Las fuerzas de la izquierda radical, las principales, entendían que lo que se había producido en España no era una transición democrática, ya que no se realizaba la revolución socialista o anarquista, sino que se había pasado a una dictadura burguesa y amenazaron constantemente con la insurrección.

En 1933 el varapalo se lo llevó el socialismo que perdió 54 diputados a favor de un nuevo partido de derecha (la CEDA) cuyo líder Gil-Robles se negó por compromiso con la República a formar gobierno. Gil-Robles era consciente de que la República todavía no estaba preparada para la sucesión en el poder de una fuerza de derecha, por la presión de la izquierda radical, y por ello Lerroux formó gobierno sin presencia de la CEDA. Once meses después la CEDA decide entrar en el gobierno a lo que la izquierda responde de manera golpista más que democrática. La secuencia de actos es descriptiva por sí sola el 1 de octubre la CEDA entra en el gobierno con tres ministros, el 5 las fuerzas de la izquierda convocan un paro general en toda España, el 6 de octubre contrariando la legalidad republicana la Esquerra de Companys declara el estatuto catalán con el apoyo de milicianos y Mossos d’Escuadra, el 7 de octubre el PSOE apoyado por la CNT y el PCE da un golpe de Estado que es rápidamente sofocado salvo en Asturias donde la resistencia revolucionaria da lugar a “la revolución de Asturias”.

En 1936 la izquierda española concurre agrupada a las elecciones con el protagonismo del PSOE, el PCE y grupos de izquierda republicana como el azañismo ya públicamente radicalizado. Este “Frente Popular” obtendría un 60 por ciento de los escaños. La táctica del Frente Popular había sido orquestada por Moscú de ahí que la principal fuerza impulsora fuera el PCE. La historia posterior es por todos conocida.

La República Española estuvo en manos de fuerzas extremas, especialmente de izquierda, que no buscaban la consolidación de la democracia en España y que consideraban la república como un paso intermedio hacia sus más ambiciosos planes de corte revolucionario. Hubo, desde luego, republicanos convencidamente demócratas que trataron en vano de centrar la República. Hubo liberales de centro como Manuel Chaves Nogales exiliado por liberal y burgués (una grave acusación) primero en París y luego en Londres ya que se había opuesto públicamente al nazismo. Hubo republicanos convencidos como Gregorio Marañón cuya vida en el Madrid revolucionario peligró y cuya salida fue también el destierro. También hubo demócratas liberales que se exiliaron durante cuarenta años y que llegaron a presidir el gobierno republicano en el exilio pero que criticaron la comunistización del régimen republicano como Claudio Sánchez Albornoz. Hubo republicanos conservadores como Ortega y Gasset que habían colaborado a traer la república con su pluma y que tuvieron que exiliarse por las amenazas del poder fáctico comunista. Hubo firmantes del manifiesto “Al servicio de la República” que no dudaron en criticar la preparación de los conatos revolucionarios de la España frentepopulista como Pérez de Ayala.

Los hubo sí, pero estas posturas de moderación política estuvieron circunscritas a ámbitos elitistas y burgueses y su incidencia electoral fue mínima. En aquella España extremosa dividida en dos posturas maximalistas y enfrentadas a muerte ellos no tenían sitio. La República que ellos amaron por democrática no fue suya y aunque fueron sus padres pronto fueron desposeídos de la “patria potestad”. La tercera España demócrata, moderada y constitucionalista fue minoritaria y electoralmente marginal. La República, y con ella España, perdió una oportunidad que, quizá nunca tuvo ante la postura de dos extremos que la vieron como un paso intermedio para la realización de sus propios planes. La marginación de esta tercera España fue un tren perdido y la República la locomotora de aquella pérdida.