jueves, 25 de marzo de 2010

Lo que queda de Mayo del 68. La insurrección de los colegiales madrileños


Hace ya 42 años de aquel mayo del 68 francés que ha pasado por ser una de las revueltas más significativas en occidente. Aquel movimiento universitario, y circunstancialmente obrero, contra la quinta República francesa fue pronto convertida en un icono de la revolución social. Es cierto que, como señalaba Mario Roberto Santucho, se trataba de una revuelta burguesa y protagonizada por las clases medias y altas fundamentalmente. Por supuesto, aquella revuelta tuvo un cierto contenido socialista como un reclamo de la autogestión para la Universidad y el sector industrial y una demostración de hastío hacia la sociedad capitalista pero sus coordenadas ideológicas eran otras. Nada tiene que ver esta revuelta, por ejemplo, con los movimientos guerrilleros de Hispanoamérica, la guerra de Vietnam o la independencia de Argelia salvo un vago rechazo del imperialismo y una posición contraria al capitalismo y a las supuestas formas autoritarias por él generadas. Sin embargo, las principales consignas tenían como punto fundamental la liberación sexual y una afirmación de la juventud como valor reclamando más protagonismo político para ésta en detrimento de una generación ya obsoleta, el presidente de la República era De Gaulle (Un lema: “No te fíes de nadie que tenga más de treinta años”). La liberación sexual fue a partir de entonces una bandera de la izquierda, curiosamente los principales grupos de ultraizquierda tuvieron una opinión muy contraria a ésta con un concepto moralizante de la sexualidad y una comprensión de la liberalidad sexual como defecto pequeño-burgués.

En España las protestas fueron mucho menores que en Francia y su contenido era no tanto de hastío anticapitalista o imperialista o de voluntad de introducir a España en las sinuosas sendas de la liberación sexual que de una manifestación de voluntad de reforma democrática del país y de rechazo al régimen político sintetizadas en aquel mítico "Diguem no" de Raimon. Sin embargo, todavía hay quien sigue afirmando los valores del 68 francés en nuestro país con cierta nostalgia e idolatrando los lemas, la estética y a los líderes de aquellas convulsas jornadas.

Curiosamente, los mismos que, bajo otras premisas alaban la rebeldía estudiantil y la insumisión al oficialismo son los que cargan hoy contra los estudiantes de los colegios mayores de Madrid tildándolos de retrógrados, pusilánimes, inconscientes y les acusan de ser un factor retardatario para la “modernización” del país. En definitiva, protestan y acusan a quienes protestan por lo que ellos no quieren que protesten. Que haya unos jóvenes que no consideren que la igualdad consista en abrir las puertas a todos en todo les parece atávico.

Sobre el tema del rechazo a la conversión de estos colegios en centros mixtos aportan dos motivos bien distintos, aunque según algún diario plegado a las exigencias del nuevo socialismo, que de social tiene bien poco, lo que denotan es una falta de motivos. En primer lugar, señalan la incomodidad de convivir con personas de distinto sexo. En segundo lugar, hablan de la pérdida de identidad de los colegios mayores tradicionalmente diferenciados. Y, claro, estas palabras chirrían en los oídos de la progresía. “Tradición”, “identidad”…horror y, peor aún, CONSERVACIÓN. A esto responden adjudicándoles algún tipo de patología sociológica. En esto están en las antípodas del mayo francés mediatizada por la liberación sexual y que consistía en revolución por la revolución (Un lema: “Seamos realistas, pidamos lo imposible”).

Pero lo que es fundamental y lo que no se quiere reconocer es que lo que precisamnte reclaman los colegiales es el fin de las formas autoritarias de gestión de la universidad. El principal polo de debate es haber tomado una decisión a este respecto sin contar con los propios colegiales. Es decir, es una afirmación del protagonismo juvenil y un ataque a la falta de democratización de diferentes instituciones de carácter estatal. En este afán de protagonismo, en este carácter insurreccional frente a la imposición estatal es donde reside lo positivo del eco que el mayo del 68 tiene en esta protesta.

Excurso: No apruebo la violencia contra el Rector de la Universidad Complutense hay formas de contestación igualmente enérgicas y no violentas.

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