jueves, 10 de junio de 2010

Movilización y Negociación

Francisco Javier Conde decía que la idea de bien común de una sociedad se impone por la concurrencia de varias ideas de perfección entre las que surge una que bate a las demás no necesariamente por su densidad racional sino por su mayor capacidad de fuerza. En una sociedad democrática es obvio que se impone el potencial numérico sobre cualquier otro criterio y, por tanto, las posiciones de fuerza y de legitimidad están en manos de aquel grupo cuya capacidad movilizadota, excitadora, es mayor. Es la fuerza coactiva del apoyo social que se ostenta el que permite una mayor capacidad de acción política. Esta regla que afecta a los partidos políticos esencialmente también funciona en cualquier organización social. A mayor apoyo, mayor legitimidad; a mayor potencia movilizadora, mayor capacidad de maniobra. La lógica se impone basado en un sistema, supuestamente, cuantitativista más que cualitativista.

La lógica de este aserto es de perogrullo pero nos sirve para aventurarnos a proclamar la muerte del sindicato español y su incapacidad para la movilización. La huelga de funcionarios sólo fue secundada por el 12% de los trabajadores públicos, lo que supone un número bastante lamentable. Es quizá por esto por lo que los mensajes de los sindicalistas, que se la veían venir, no eran excesivamente retadores. Lo justo para guardar las formas. Sin embargo, ¿en qué posición quedan los sindicatos para negociar la reforma laboral? En un país tan acostumbrado a que toda expresión pública sea orgánica y poco dados a la búsqueda de instituciones o vías de manifestación alternativas, esto deja al gobierno las manos bastante libres para negociar.

Hoy los periódicos abrían con la noticia de la negociación sobre la citada reforma y esto sólo parece ser un paso más hacia dos posibles escenarios: el decretazo gubernamental con la pérdida de apoyos en la izquierda o la negociación a la baja de los sindicatos con la única intención de guardar los mubles y las apariencias. Sin embargo, parece ya obvio que la capacidad de presión de los sindicatos está en su cota más baja en la historia de la democracia. Y todavía tienen que ponerle dos velas a San José obrero porque el gobierno con el que se las tienen que ver no sólo es cercano ideológicamente sino que además se encuentra en un momento de zozobra.

El mundo sindical debería hacer examen de conciencia. No sólo se ha politizado y se ha vendido lamentablemente según la situación lo requería sino que ha perdido su predicamento entre la clase obrera. Quizá con la aprobación de la reforma laboral que, sin duda, promete ser muy dura para los trabajadores, los sindicatos acaben por perder el poco prestigio que les queda. En esta negociación se juegan algo más que un nuevo mercado laboral en España, se juegan su propia existencia. Los grandes sindicatos tienen que plantearse la estrategia comunicativa que van a seguir. Si siguen apuntándose a las batallas pírricas en forma de huelgas escasamente secundadas, criticando al gobierno pero bajito para que no les acusen de colaborar con el advenimiento de ese monstruo de siete cabezas que es la derecha, es decir, si siguen haciendo más política partidaria que defensa responsable de la clase trabajadora sólo cabe augurar negros nubarrones en su ya de por sí gris cielo.

jueves, 27 de mayo de 2010

El siniestro voto de UPN


Hoy la noticia estrella es indudablemente la aprobación del “Tijeretazo” en el Congreso. Lo ajustado de la aprobación de las medidas adoptadas no hace sino demostrar la fractura política y social que el anuncio de las medidas produjo. El pack de recortes ha sido aprobado por un voto (168-169) gracias a que ciertos grupos parlamentarios han optado por la abstención. De entre estas abstenciones la prensa nacional destaca la de CIU que se ha abstenido aunque ha solicitado adelantar las elecciones. Sin embargo, hay otros grupos que han posibilitado la aprobación de las medidas gubernamentales por vía de abstención. UPN con tan solo un diputado la ha podido liar parda, como se suele decir. Si Carlos Salvador hubiera decidido votar “No” a las medidas hubiera generado una crisis de gobierno inédita en la historia de la democracia española.

La abstención obviamente descoloca, sobre todo, para todos aquellos que suelen seguir las declaraciones de la única rutilante estrella que queda en UPN tras la diáspora hacia Carlos III generada por la ruptura con el PP. Yolanda Barcina se ha opuesto generalmente con la misma argumentación que el PP al recorte del Gobierno. Por supuesto, ha criticado las bajadas y congelaciones de las pensiones previstas entre los recortes del gobierno. Y no ha hecho menos con la presión que el gobierno central está aplicando sobre los municipios prohibiéndoles el endeudamiento. Por otro lado, la mano ejecutora en el congreso, Carlos Salvador, ha decidido guardar silencio en su blog, incomprensiblemente el mismo silencio que envuelve la página de UPN. Un silencio que se ha hecho real en el Congreso con ya mencionada omisión del voto, es decir abstención.

Al menos Salvador ha tenido la decencia de “justificar” su abstención. Ha dicho que lo hace por la estabilidad nacional, califica las medidas de injustas y culpa al gobierno de la situación que vive el país.

¿Es sólo responsabilidad o hay algo más? Es curioso como en estos días nadie menciona tres letras que pueden ser la clave para contestar esta pregunta: TAV (Tren de Alta Velocidad). El TAV es desde hace ya algunos años el tótem quasi-religioso con el que el regionalismo navarro canaliza su voluntad contestataria. La ruptura con el PP parece que ha puesto a tiro las negociaciones con el Gobierno y, de hecho, se afirma que el TAV ya está prácticamente en la puerta de los navarros. Sin embargo, en política todo puede cambiar y UPN teme que de no apoyar en estos momentos clave al PSOE se podrían perder todos los réditos políticos. Es decir, ha salido de Guatemala (subordinación a la política nacional del PP) a guatepeor (subordinación a la política económica del PSOE), eso sí pegando palos al PSN para guardar las apariencias y no aparentar el servilismo del que le acusa desde su refundación el PPN.

En UPN se oponen, dicen las medidas son malas, que es preciso una reforma más profunda, las critican en concreto, pero permiten que se aprueben. Y, por supuesto, no se les ocurre ni por asomo, como sí han hecho los abstencionistas CIU y CC, pedir elecciones anticipadas. Digámoslo claro, señores, la abstención no se basa en una supuesta responsabilidad de alto estatista ni en una necesidad quirúrgica sino en el deseo de no caer al pie de la montaña y convertirse en un eterno Sísifo con el tema del TAV.

viernes, 14 de mayo de 2010

Política 2.0


La empresa de comunicación 2.0 Dog tuvo a bien ayer, como todas las semanas, hacernos parícipes de sus sesiones de formación interna, Dogmación, a través de la red. El tema de ayer no sólo fue de rabiosa actualidad sino que supone la apertura de nuevos horizontes no sólo para la comunicación política sino también para una nueva comprensión de la democracia y el juego político. El ponente, Matías Jove, habló de la recuperación del concepto de líder de opinión y centró su exposición en el mundo de Internet. Jove tras un clarividente análisis del público objetivo de los medios políticos 2.0 se lanzó a realizar una prospectiva de a qué fenómenos nos aboca la irrupción de la política 2.0. El análisis abre a multitud de consideraciones de lo más estimulante y hace posible dos puntualizaciones.

El mayor riesgo para Jove es el hecho de que los medios políticos 2.0 son marcadamente ideológicos y polarizadores. La fractura de las audiencias que supone la proliferación de portales en Internet hace que estos tengan que dotarse de un contenido identitario muy fuerte. De ahí que el público acuda a determinados medios desde una postura ya tomada y en busca de un refuerzo de su identidad política. En este sentido, la fuerte toma de posición de las plataformas políticas 2.0 tienen una función polarizadora. Jove considera esto como un riesgo desde una postura estatal en la medida en que radicaliza las posturas políticas y genera fractura y un aumento de la conflictividad. Sin embargo, considero que este fenómeno no ha de ser magnificado o que puede tener una consideración más positiva. Es cierto, que los espacios 2.0 suelen conllevar mensajes mucho más significados, sin embargo, creo que esto no implica, como señaló Jove, la pérdida de una “masa neutra” o políticamente no significada. La política 2.0, como bien señaló, se nutre de unas audiencias con dos características: un sentido identitario fuerte y una actitud activa frente a los contenidos. El consumidor de estos contenidos ha de buscarlos en el marasmo de ingente información contenido en la red. Es posible que esos sujetos se radicalicen lo que no está tan claro es que se vaya a perder la neutralidad de gran parte de la sociedad expuesta a los impactos tradicionales.

Por otro lado, una pregunta planteó que los grandes partidos se habían desentendido del mundo virtual al tener abierto el acceso a las grandes plataformas mediáticas. Frente a esto, el autor de la pregunta, señalaba que el mundo de la comunicación 2.0 estará en manos de los pequeños partidos necesitados de abrir nuevos cauces de comunicación ante su incapacidad de introducirse en los clásicos. Sin embargo, lo cierto es que los mayores explotadores de la comunicación política 2.0 son precisamente los grandes partidos. Este año el PP activo su blogosfera anunciada a bombo y platillo en la red y que sirve como plataforma de comunicación directa de sus candidatos y del staff del partido. De la misma manera el PSOE habitualmente inscribe blogs en su página oficial, con un déficit de organización respecto al del grupo popular. Los Facebook y portales de Twitter de ambos tienen una gran actividad diaria en la que aprovechan para fortalecer las conexiones ideológicas virtuales, creación de red oficiosa de blogs amigos por parte del PSOE, o de mensajes partidarios, los “argumentos populares” de Twitter. De hecho no es del todo inhabitual que se aproveche el microblogging para establecer discusiones. En cambio, un partido secundario como IU tiene escaso interés por este mundo y su Twitter, por ejemplo, registra una actividad notablemente menor. Los grandes partidos se han lanzado a la caza del mundo virtual con gran virulencia.

Más allá de diagnósticos pesimistas de las posibilidades de lo 2.0, se puede considerar la aparición de estas plataformas como medios para democratizar los partidos ya que la fractura del mensaje permite la penetración de subgrupos identitarios en el seno de los mismos. Pueden ser medios de generación de opinión pública genuinamente independientes generando un espacio de diálogo y argumentación muy cercano a la democracia deliberativa habermasiana. Sin embargo, comparto el pesimismo de Jove ya que, como algunos casos han demostrado, incluso el mundo virtual está sujeto a la férrea y monolítica disciplina de partido. Por el momento, toda una oportunidad desaprovechada.

miércoles, 12 de mayo de 2010

Las tablas de la crisis


Lo prometo hoy voy a reservar cuatro horas para ver “Los Diez Mandamientos” así Charlton Heston se convertirá en el tercer tipo que hoy presenta unas tablillas con la Ley, si bien estas son divinas. Hoy es el día en que los dos grandes partidos políticos han presentado sus hojas de ruta para reducir el gasto público. El tema estaba en el ambiente desde hace ya tiempo, España no podía seguir manteniendo el ingente gasto público con el que se ha intentado frenar la crisis. Los sucesos de Grecia y el temor internacional han hecho presión sobre el gobierno español. Lo cierto es que Zapatero ha retrasado hasta el extremo estas medidas e incluso la semana pasada se negó a reducir el gasto público en su reunión con Rajoy. Zapatero no ha querido atacar este tema de importancia capital y cuando lo ha hecho ha sido por la presión internacional, llamada de Obama de por medio, momento en el que ha dejado la demagogia de lado (no recortaremos los derechos sociales) y ha tratado de dar una imagen de gobernante sólido y responsable.

Las medidas de Zapatero tienen tres líneas. Por un lado congelación de gasto salarial público, supresión de derechos sociales y ayudas y exigencia a las comunidades y ayuntamientos para reducir su gasto (cosa no concretada, por cierto). Por último, Zapatero ha tenido a bien realizar un guiño populista reduciendo el salario del Gobierno un 15%. La respuesta no se ha hecho esperar por parte de todo el arco ideológico. Rajoy ha alabado que se hagan recortes pero ha señalado que se hacen tarde, mal y obligados por la presión exterior. Por su parte, la izquierda también ha reaccionado. Los sindicatos han señalado que estas medidas dificultarán el diálogo social. Mientras que IU no ha tardado en atacar las medidas, calificadas de neoliberales en Twitter, en las redes sociales. Por último, ABC señalaba como varios de los miembros del grupo socialista en el Congreso han mostrado su disconformidad con una reacción fría a las palabras del Presidente.

Rajoy también ha propuesto una serie de medidas que se podrían resumir en dos grandes líneas. Por un lado, ha señalado que el déficit público ha de contar como base fundamental con una racionalización y reorganización de las instituciones. Es decir, suprimir instituciones superfluas y onerosas, Ministerio de Igualdad o Vicepresidencia de cohesión territorial, y fusión de Ministerios funcionalmente parejos para reducir el gasto de las instituciones. Por otro lado, ha señalado la necesidad de revisar las subvenciones y ayudas estatales para suprimir aquellas partidas que no sean estrictamente necesarias.

La diferencia radica en que mientras que las medidas de Zapatero repercuten en la ciudadanía directamente (pensionistas, funcionarios, familias…) las de Rajoy suponen un punto de vista más empresarial racionalizando el gasto y reorganizando el funcionamiento del Estado. La última reforma es más radical, más profunda entiéndase, y a la larga más estable; mientras que la oficialista supone recortes salariales y sociales difícil de asumir para un gobierno que tiene en estos su principal bandera.

Es necesaria una reducción del gasto público que probablemente exija un esfuerzo por parte de todos. Pero la que se pretende es injusta, insuficiente, tardía y tiene un componente de indefinición bastante grande. Como siempre en España: improvisación, demagogia y falta de consenso.

sábado, 8 de mayo de 2010

Elecciones en UK


Está podría ser una tranquila tarde de viernes como cualquier otra. Pero ahí tenéis el ruido que se ha producido en las redes sociales y en los diarios sobre las elecciones británicas. Algo he contribuido yo a alterar la paz de esta tarde al haber twiteado el escrutinio y los dimes y diretes que se han producido este mediodía (carlosgoni en Twitter). Los resultados están ya claros y los pactos para gobernar también parecen estarlo una vez que Nick Clegg ha dejado entrever su preferencia por los Conservadores. Y eso que el primer movimiento de fichas lo hacía Brown con un lastimoso discurso en que se ponía a los pies de Clegg mientras con la otra mano trataba de contactar con el resto de partidos representados (necesita la unión de todos menos los Conservadores para ganar. A esta coalición imposible con Brown y Clegg como grandes peces gordos se le ha titulado durante la tarde como el “loosers deal” por considerarlo un pacto entre los dos grandes perdedores.

Sin embargo, en estas elecciones todos han perdido. Hace unos meses la distancia entre Laboristas y Conservadores era abismal. La victoria con mayoría absoluta parecía hecho. Sin embargo, algo ha pasado o algo se ha hecho mal por parte de los chicos de Cameron cuando se han dejado comer semejante distancia. Lo cierto es que, como mucha gente ha señalado, Cameron no ha resultado creíble y eso le ha restado la bandera del cambio político en Inglaterra (para los anales del patetismo político su entrevista sobre los homosexuales). Cameron ha ganado pero se ha convertido en el Pirro del siglo XXI.

La derrota de Brown no es menos clara. Está claro que Gordon ha partido desde una situación de desventaja total, la misma que permitía la ventaja de Cameron. Sin embargo, no es menos cierto que es él y su partido el que ha generado esta situación. Es el laborismo el que ha producido la sensación de que un cambio era necesario en la política británica. Gordon ha tenido algunas actuaciones pésimas en los medios, en los debates televisados se defendió bien pero llegó muy cansado al último round frente a sus más jóvenes y frescos adversarios. Es cierto que los debates han incidido muy relativamente en el voto pero eran ocasiones para que Brown limpiara su imagen. En estos cargó en exceso con el mensaje de pánico ante la llegada de los Conservadores acusándoles de querer suprimir los servicios, ha jugado la guerra del desgaste. Pero si en algún momento se ha visto que no es un personaje apto para llevar con mano firme al país ha sido hoy con su comparecencia lastimosa echándose en manos de Clegg, ofreciéndole una gran reforma electoral y mostrando un exceso de afán por aferrarse al 10 de Downing Street.

Pero si ha habido una sorpresa en la campaña esta ha sido la de Nick Clegg favorecido por su gran actuación en el primer debate televisado. Este debate, el primero televisado en la historia de UK, le permitió situarse incluso en la primera posición en las encuestas de intención de voto. Llegó a obtener un 49% pero en la pregunta se dejaba muy claro que el encuestado debía ignorar la “posibilidad” de Clegg, es decir, el hecho de pertenecer a un partido minoritario. La “cleggmania”, sin embargo, no se ha trasladado a las urnas en las que han perdido 5 escaños. Los LibDem, sin embargo, tienen la llave de la gobernabilidad. Eso sí, se enfrenta ante la peligrosa alternativa de apoyar al laborismo obteniendo un cambio en la ley electoral, que les ha dañado históricamente, pero dejando de lado al partido claramente ganador, lo que le puede desacreditar públicamente (la BBC recogía una encuesta en la que en torno al 70-80 % de los preguntados afirmaba que tenía que gobernar el partido más votado).

¿Cómo pretende formar gobierno Cameron? Desde el seno del conservatismo ya se está afirmando que un pacto ofrece posibilidades, pero también tiene sus límites. Puede hacerlo básicamente de dos maneras: o dejando entrar a los LibDem al gobierno con un pacto férreo o con un pacto tácito de entendimiento y pactos puntuales, es decir, manteniendo un gobierno en minoría. Que se dé el primer caso es complicado ya que por un lado Cameron ha dejado claro que hay temas innegociables (Europa e inmigración) pero sobre todo porque los LibDem tienen claro que un pacto de este tipo va a generarles un desgaste político que un partido de sus características (partido bisagra con dos tendencias internas cercanas a los dos grandes partidos) no podría soportar. En cambio, un pacto del segundo tipo puede generar una gran inestabilidad política y abocar a unas nuevas elecciones en breve.

Se han planteado muchas cosas en torno a la actividad política en este país durante las elecciones y, desde luego, parece que UK se encuentra, en alguna medida, en un punto de inflexión aunque lo cierto es que no se sabe muy bien hacia donde. Sin embargo, hay gente que lejos de ver esto como una crisis, ve algo diferente pero con un alcance limitado. Así Jonathan Powell, ex miembro del gabinete Blair.

“What it isn't is a political crisis. In most other European countries this happens after pretty much every election. It's only a crisis if you make it into a crisis. It's interesting, it's different, it's not what we're used to, but there's no reason why it should be a political crisis”

El tiempo dirá.

jueves, 29 de abril de 2010

Religión, Estado y velo


El caso de Najwa no es nuevo y es obvio que la inmigración islámica creciente en España va a plantear cada vez nuevos dilemas en este sentido. La Francia estatista afronta el tema como un asunto sobre el que debe decidir el gobierno cuya opinión será la que condicione el uso de el velo no sólo en las escuelas sino en la propia calle, cosa que se plantea. En España, gracias a Dios, se debate cómo afrontar esta cuestión que cada vez va a tener más elementos para la casuística.

Por mucho que haya gente que se empeñe la religión es una cuestión perteneciente al ámbito privado pero con manifestaciones públicas. El culto, tanto dentro como fuera de los templos, es un acto de publicidad y materialización externa de las creencias. Por tanto, cuando se acepta la libertad religiosa se acepta a las religiones con todo lo que tienen siempre y cuando no afecten a la convivencia o al funcionamiento de las instituciones democráticas. Por ello, me parece ignominioso que se pretenda coartar estatalmente lo que la Constitución prescribe como un derecho irrenunciable. Sería simple y llanamente un recorte en las libertades públicas de los españoles oriundos de la península o venidos a nuestro país. Llevar el velo o no es una cuestión que atañe exclusivamente a las creencias particulares de cada persona y una decisión en la que el Estado nada tiene que decir. Sin embargo, en un Estado entendido como un terrible Leviatán hobbesiano se aspira a controlar toda manifestación pública, todo lo perteneciente al “foro externo”. Sólo una resistencia liberal y democrática puede aplacar las pretensiones totalitarias de las democracias occidentales.

La fórmula ha de ser, creo, la de la regulación por parte de cada centro. Los reglamentos relativos al vestuario en cada colegio responden no a una tónica general sino a una consideración por parte del centro de qué constituye un problema o no. Legislar para todos los centros sin tener en cuenta las particularidades de cada uno puede generar problemas allá donde no los hay. Y legislar estatalmente para cada uno en particular es imposible. Por ello cada centro debería decidir si consideran que el velo en sus aulas ha de ser prohibido o no, si sus problemas cotidianos o su proyecto educativos se ven azuzados o amenazados por esta prenda.

En todo caso es una estupidez argumentar por la vía de que el velo es una denigración para la mujer. En primer lugar, porque en la gran mayoría de los casos llevarlo es una decisión de la mujer islámica en función de sus creencias religiosas y no una imposición familiar. En segundo, ¿acaso no sería también denigratorio privar a las mujeres islámicas su derecho a exteriorizar física y públicamente su fe? ¿No sería darle las razón a los “pelaos” que pretenden una España monolítica y que se dedican a atacar la implantación de mezquitas?

jueves, 22 de abril de 2010

Evo-sexualidad

Esta semana se está celebrando en Bolivia una cumbre de los Pueblos contra el cambio climático (horrendamente twitteada por Izquierda Unida, por cierto). Algo así como una cumbre paralela a las oficiales en las que tanta esperanza se deposita y tan pocos resultados se obtienen. En esta reunión una estrella ha brillado, contra lo que suele ser habitual en él, con luz propia. Evo Morales, frecuentemente mero acólito de los discursos grandilocuentes y revolucionarios y las diatribas antioccidentales de Chaves, ha sido la gran estrella de una conferencia bastante pobre en planteamientos y repercusión.

El mandatario boliviano ha dado algo más que una lección de retórica antiimperialista y anticapitalista, de esa que podría dar hasta el más ignorante de los Okupas. “Capitalismo” o “Madre Tierra” ha sido la alternativa planteada por Evo. El triunfo del capitalismo antihumanitario contribuye a la destrucción del planeta. Y es que los países con el incumplimiento de los tratados internacionales de reducción de emisiones tóxicas no hacen sino atentar contra la Humanidad (ojo que al final se los sentará en el Tribunal de La Haya). Detrás de toda esa verborrea más o menos habitual hay algo que no acaba de cuadrar. Las reducciones de emisiones tóxicas no atentan principalmente a los países desarrollados sino que los principales perjudicados son los países subdesarrollados o en desarrollo. Estos países para despegar económica e industrialmente tienen que echar mano de reservas energéticas y de mecanismos industriales de gran capacidad contaminante. No sé que espera el señor Evo reclamando una reducción generalizada de las emisiones para su pueblo. Quizá su principal voluntad sea la de mantener a los bolivianos en el umbral de la pobreza y por debajo de los límites de civilización y progreso tecnológico. Esta bien que quiera un mundo mejor, más limpio pero ¿a costa de la vida de sus propios conciudadanos?

Pero no contento con esto se ha dignado a darnos una clase de Evo-sexualidad. Contra la opinión de la izquierda occidental, que tanto alaba el indigenismo y las políticas populistas de Evo, ha declarado que la proliferación de la homosexualidad en occidente es fruto de la ingesta de hormonas femeninas, en concreto, de los pollos. Si aquí se liaba hace no pocos años un lío enorme con las declaraciones de Aquilino Polaino, ahora parece que nadie tiene la intención de contradecir a Evo ¿Dónde están ahora los comités por los derechos civiles para denunciar tan terrible afrenta? Seguramente, en el mismo sitio donde se quedan ante las denuncias al trato que se les dispensa a los homosexuales cubanos. Se mantiene en el mundo del periodismo que el medio es el mensaje, en política se puede afirmar que el portador es el mensaje. Nadie osa en la izquierda española atacar las palabras del “buen indígena” de La Paz.

Esto no demuestra sólo la gran diferencia entre la revolucionaria izquierda hispanoamericana y la izquierda burguesa europea, arrasada por la revolución sexual sesentayochista, sino que demuestra la gran hipocresía del sinistrismo español. Y, todavía más, del progresista gobierno español muy pro-homosexuales y derechos sociales pero que aparca su idealismo en cuanto se trata de llevar la contraria a sus dudosos aliados internacionales. El idealismo se lo dejan siempre en el felpudo de la Moncloa.